¡Un nuevo año – un nuevo comienzo! Es el pensamiento común en estos últimos días del año. Lo bueno es que es igual en las cosas espirituales. Sin importar lo que hayamos hecho mal o no hayamos logrado, el Señor nos da una nueva oportunidad el próximo año. Lo que le interesa es que terminemos nuestra carrera como lo haría un buen atleta aún después de haber perdido una competencia.
¿Qué hace un atleta?
¿Qué debo hacer como cristiano?
Tomemos el año que viene como otra oportunidad más para honrar a nuestro Dios. No nos demos por vencidos. ¡Comencemos una vez más!